En economía circular, la industria puede aprovechar los residuos, proteger el recurso hídrico y acceder a energías menos contaminantes.
El discurso ambiental suele quedarse en eso, en discurso. Más en un país donde es difícil poner de acuerdo al gobierno, el sector privado y los ambientalistas.
La excepción parece ser la Estrategia de Economía Circular, liderada por los Ministerios de Ambiente y de Comercio, y que convierten a Colombia en el primer país de América Latina en implementar un plan de este tipo, y a la industria de hidrocarburos en el primer sector en acogerla.
La economía circular tuvo sus inicios en los países del este asiático, cuando se decidió usar menos materiales, agua y energía, en los procesos productivos, buscando contribuir a la sostenibilidad del planeta.
La industria de hidrocarburos, por su lado, ha procurado incluir este objetivo en su operación, aprovechando con mayor eficiencia sus recursos, reutilizando y reciclando los que sean susceptibles de hacerlo, a lo largo de toda la cadena del sector.
Datos que para muchos son desconocidos, y que resultan incluso sorprendentes, como que la industria de hidrocarburos utiliza solo el 1,6% del recurso hídrico del país y es de las que menos contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero.
Además, es líder en inversión ambiental, a través de recursos de compensación por impactos, o de la destinación del 1% del equivalente al valor de cada proyecto, a iniciativas ligadas con la protección del agua, sin contar con los recursos de inversión voluntaria en lo ambiental.
Es por eso que no debe extrañar su interés en la economía circular, donde la industria ha visto una gran oportunidad, principalmente a través del manejo de lodos, la reducción en el consumo de materiales, la valorización y el aprovechamiento de residuos, el uso eficiente y la protección del recurso hídrico, y el acceso a energía menos contaminante. Y en la parte baja de la cadena, a través de la reutilización continua de los aceites usados.
Pues bien, las empresas mayoristas distribuidoras de aceite en el país crearon hace varios años el Fondo de Aceites Usados (FAU), como instrumento voluntario de posconsumo para el manejo, aprovechamiento y disposición del aceite lubricante usado, en estaciones de servicio y talleres, controlando además la reutilización fraudulenta del mismo como si fuera un aceite original. Hoy Colombia es líder en la región en el reciclaje continuo del aceite usado.
Estos son unos ejemplos de lo que la industria de hidrocarburos está haciendo en materia ambiental y que encajan en la Estrategia Nacional de Economía Circular, a la que Ecopetrol y la Asociación Colombiana del Petróleo se han vinculado para promover nuevos modelos de negocio circulares en el sector y en las empresas, a través de operaciones sostenibles, la innovación, el uso eficiente del agua y energía, y el reúso de materias primas y residuos.
El reto de la estrategia es transitar de una economía “lineal” a una “circular” consumiendo menos materias primas, lo que requiere optimizar los procesos productivos; alargar la vida útil de productos y materiales; y minimizar la generación, así como gestionar y aprovechar mejor los residuos. Beneficios relacionados con la reducción de extracción de materiales y de uso de energía, la reducción de residuos y de emisiones.
Los beneficios sociales, por su parte, contemplan la generación de empleo y la minimización de impactos en las comunidades. Y los económicos, incluyen la valorización de recursos en repetidas ocasiones, en vez de una sola vez, la reducción de costos de la materia prima (incluyendo energía), del manejo de residuos, y del control de emisiones. Se estima que estos ahorros en Colombia pueden ser, solo iniciando, de más de 11 mil millones de pesos.
Pero más allá de lo que se ha logrado está lo que puede lograrse a futuro con la Estrategia de Economía Circular, pues su potencial es inmenso. Para lo cual se requieren ajustes en la política pública -en las que viene trabajando el Gobierno- y la incorporación de tecnologías innovadoras, claves en la modernización de los sectores, incluso el ambiental. El gran aliado de la sostenibilidad es la innovación, que el sector de hidrocarburos impulsa con decisión.
Ejemplos, muchos. Lo vemos en las nuevas técnicas de sísmica, en la integridad de los pozos, en los mecanismos de recobro, en el tratamiento de las aguas de producción, en la captura de CO2, en el uso de gas asociado al petróleo para generación de energía, en el transporte por ductos, en la eficiencia de los nuevos motores, en la reutilización total de los aceites usados. Todos los días la industria de hidrocarburos está innovando, con hallazgos sorprendentes.
En materia de desarrollo y de sostenibilidad hay diferentes visiones, respetables, sin duda. Pero muchas de las diferencias podrían zanjarse si se profundiza el diálogo entre actores, con más información y hechos, y menos percepciones.
De ahí la importancia de iniciativas como esta, de economía circular, que busca sentar a todos del mismo lado: Gobierno, ambientalistas, y sector privado. No para ahondar en lo que los divide, sino para trabajar en lo que los une.